
“¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”,
VINCENT VAN GOGH
Los artistas tienen el potencial para comunicar con éxito una amplia variedad de pensamientos y sentimientos a través de colores, formas, palabras, armonía, equilibrio, movimientos, ritmo, que complacen y cautivan nuestros sentidos. La belleza de una obra de arte está estrechamente vinculada a su capacidad de estimular nuestras emociones y conectarnos con un nivel profundo. Pero a veces, ese potencial creativo original e íntimo del artista parece replegarse o desaparecer. Muchas pueden ser las causas y nadie es ajeno a que le ocurra.
Artistas de todas las épocas se enfrentaron al bloqueo creativo o la pérdida de pasión. Es algo frecuente. No hay que desanimarse ni rendirse porque es temporal y puede superarse. ¿Cómo vencer esa traba interna? Muy simple, saliendo de la zona conocida, de confort, que es la prisión de la creatividad. Algunos, como Pablo Picasso, se “destrabaron” al incursionar en la escritura.
En 1935, dos hechos afectaron su creatividad. Se divorció de Olga, su primera esposa, quien ganó la custodia de su hijo Paulo; y nació su hija Maya, fruto de una relación con Marie-Thérese. Según su amigo, el artista Jaime Sabartés, Picasso estaba tan bloqueado que ni siquiera entraba a su estudio. ¿En qué ocupó las horas que antes dedicaba a su pintura? En escribir poesía, lo hacía casi a diario.
El 4 de noviembre de 1935, sumergido en la corriente surrealista, escribió:
espejo en tu marco de corcho – tirado al mar entre las olas – no ves sólo el relámpago – el cielo – y las nubes – con tu boca abierta dispuesta – a tragarse el sol – mas si un pájaro pasa – y por un instante vive en tu mirada – al instante se queda sin ojos – caídos al mar – ciego – y qué carcajadas – en ese preciso momento – brotan de las olas
Además de escribir, recitaba sus poemas. En 1936, Dora Maar entró en el café “Les deux Magots” y vio a un hombre que jugaba a pincharse los dedos con una navajita, hasta hacerse sangrar, era Picasso. Según constan en algunas biografías, él se presentó como poeta, le dijo que esa sangre era tan hermosa como la de los toros en la plaza, que los toros eran ángeles con cuernos y le pidió -a quien luego sería su musa-, que escuchara sus versos:
«Vestido de jardín
recogiendo limosnas en su plato de oro
vestido de jardín.
Aquí está ya el torero
sangrando su alegría entre los pliegues de la capa
y recortando estrellas con tijeras de rosas.
Sacudiendo su cuerpo la arena del reloj
en el cuadrado que descarga en la plaza el arco iris
que abanica la tarde del parto sin dolor
nace el toro
que es el alfiletero de los gritos».
Tiempo después, publicaría sus poemas en la revista literaria “Les Cahiers d’Art”.
Al atreverse a explorar otra expresión artística, el genial Pablo Picasso superó su bloqueo. Y en los siguientes años, continuó escribiendo casi a diario, hasta 1959. Se conservan de él más de 300 poemas y dos obras de teatro. Según Enrique Mallén -experto en su obra-, un día, Picasso charlando con su amigo Roberto Otero, le comentó en broma: «Creo que mi obra como escritor es tan extensa como la de pintor. Quizá algún día, cuando yo desaparezca, apareceré descrito en las enciclopedias de esta manera: «Pablo Ruiz Picasso: poeta y autor dramático español. Se conservan de él algunas pinturas»».